Estaba hundido en mi cama, solo por supuesto, ni pensar en tener a alguien a mi lado, solo como nunca, solo como siempre. Como si me hubieran enterrado vivo, cayendo en una ansiedad sin fondo, en una desesperación de no saber si todo lo que hago está bien o mal, de no saber o más bien, no tener el control de nada sobre mi vida. Sentí miedo de quedar así, enterrado en medio de la noche y de su nada, tuve que encender un foco para agarrarme de su luz. Música, ejercicio, caricias de humo es todo lo que tenía por compañía después de un madrazo más a mi integridad (si es que aún tengo una) un golpe que según dicen no debe de dolerme pero la verdad es que si me duele, me duele y mucho, no lo voy a negar, no tengo porque ocultarlo. A veces nada detiene su avance, esa sombra brusca y densa que lo va cubriendo todo con su velo de negritud, de impaciencia perenne que me deja un amargo en la saliva, un eco de letargo en medio de mis pensamientos que a últimas fechas ya ni yo entiendo. La ausencia de color. Cuatro paredes negras y una sombra que simula una araña tendida en el techo. Otra vez roto. Otra vez mal. Siempre me ha dolido el pecho, no recuerdo ni un pinche día en donde no haya tenido este dolor en el corazón, un dolorcito que se ha ido convirtiendo en una característica intrínseca de mi persona. Otra vez lleno de rabia, de impotencia, de virtudes que me hacen parecer lindo, inmensamente lindo, estúpidamente lindo pero nada más. El hombre más triste del mundo, ya olvidé como sonreír, o al menos hace mucho tiempo que no sonrío sinceramente. Desconfiar de todos. Dormir poco si es que a la inmensidad de mis pesadillas llenas de añoranza lagrimal se le puede llamar dormir. Desequilibrio químico cerebral. He llegado a la conclusión de que la vida es una perra mordelona que transmite depresión. ¿Cómo no sentirse así después de haber recibido otro golpe bajo? No encuentro la respuesta, simplemente no la encuentro, pareciera que para todos es algo muy claro y muy sencillo menos para mi, para mi todo es más difícil siempre, nunca hay budas para un tipo como yo, nunca hay respuestas ni procedimientos sencillos que ejerzan en la mayoría de las personas la misma fascinación que un perro echándose en un rincón. ¿cómo no sentirme así después de otra traición que me ha dejado sin un corazón sensible y a merced de la desidia, sin un clavo y endeudado con mis ideales? ¿Será que el problema soy yo? Yo que no dejo pasar las cosas o que las cosas no dejan de pasarme a mi, porque aunque todo mundo trate de convencerme de que esto es muy común yo estoy seguro de que mi vida no es más que un capítulo de un Thruman Show, y creo que soy el Patiño de mi propia convalecencia en mi vidita estúpida. Exiliado en el descaro de vivir. ¿Cómo no sentir malestar, depresión, frustración? Lo que me ha dejado esto es nada, era mi vida ¿entiendes?, era mi vida. Me entretengo con una botella por las largas noches de soledad, profesional de la botella vacía para acabar con mi dolor ¿alguien debería terminar con mi agonía? Quien mejor que el alcohol en dosis precisas y controladas. Una rolita del Real de Catorce me saca unas tímidas lágrimas, poetas que tocan una guitarra distorsionada hasta el copete y una voz melancólica cantando un blues. La vida es una apuesta ¿y sabes qué? Puedes perder (por lo general sucede que uno pierde, en ese orden). ¿cómo evadir la tristeza que me provoca la indiferencia disfrazada en actuaciones bien elaboradas? El mundo es falso, la gente no dice lo que piensa o lo que siente, siempre tiene un doble plan, siempre, un doble lenguaje, una doble moral. Y yo que no se hacer nada de eso. En mi ingenuidad soy capaz de darme a cambio de nada, como un perro que tras una patada apenas le chiflan y ahí va otra vez, con la misma fidelidad que le caracteriza, ciego y fiel a la mano de su amo que le promete una caricia y que a cambio le da otra patada en el culo, pero no entiende, si le vuelven a chiflar irá nuevamente para recibir otro punta pie, siempre he pensado que de ser un animal seguramente me tocaría ser un perro callejero.que pendejo soy, al grado de verme al espejo y reírme de mi mismo por ser tan pero tan pendejo. En noches como esta, el torrente de emociones te arrastra; uno es como un barquito de papel en medio de una tormenta. El mar te traga y te hunde. Sentado en mi sillón de la muerte, abres los libros que te han enviado buscando respuestas bukowskianas que seguramente nunca llegarán. Encuentras unas palabras de aliento: “andas mal pendejo, eres un don nadie, no tienes nada, nadie te quiere” si escribiera un libro seguramente lo primero que pondría sería: “Diez minutos perdidos, porque ni siquiera me tuve a mi mismo; mal gastados para aquellos que también como yo siguen perdidos y no descansan, ni duermen, ni besan, ni sueñan. Diez minutos que sólo me dejaron más vacío...” Somos náufragos que se encuentran en la misma isla con sus discos y sus sueños favoritos bajo el brazo. Los aislados, nadie nos va a salvar, nadie me va a salvar. Nuestra música, nuestras letras y nuestras drogas envueltas en cúmulos de sueños idiotas, añoranzas despejadas de alegrías, teñidas bajo los pigmentos del dolor del alma, eso es lo que nos queda para dejar de estar solos. Mis gritos interiores son de ¡S. O. S! ¡un salvavidas, una soga, lo que sea para salir a flote! Algo para volver a ser lo que yo era y buscar una redención para lo que soy ahora, la mierda me llega hasta el cuello y a veces me llega al glu glu glu. Entonces con un océano de caca encima, reconozco la capacidad de lograrlo con mis propios métodos ¿será que he estado equivocado durante mis 24 años? Si es así nadie se molestó en hacérmelo notar, quizá después de todo fue el descubrimiento de que todos se reían de mi cuando yo pensaba que reían conmigo. Siempre he sido tan positivo, tan optimista. He olvidado las enseñanzas de mi hermano de poder, de mi guía y mi gurú, los pasos para salir de aquí. Uno hace lo que le queda por hacer antes de que las cosas se pongan realmente feas, y mira que ya se están poniendo muy pero muy feas. La verdad es que ya no estoy tan seguro de querer resolverlo, quizá sea mejor dejarlo así y guardar rencor eternamente, después de todo no es el perdón sino el odio lo que me ha mantenido vivo, lo que me ha permitido sobrevivir, el hecho de no olvidar. Rompes el cristal de emergencia y sacas una pastilla amiga. ¡Glups! Eso estuvo cerca, pequeño infierno interior que arde en el pecho y te ciega como el sol. El Ego te aplasta, encierra al niño con el corazón roto y sangrante entre sus dedos y busca encadenar a la bestia pero resulta imposible, la eterna batalla entre mis fantasmas y mis demonios porque yo vi a mis héroes ser transformados por fantasmas. Ten calma, deja de llorar, me repite el interior pero no puedo, no debo y en cierta forma no quiero, me he cansado de tener calma y de tratar de entender las cosas, hoy quiero sentirme colérico y destruir todo loo que se encuentre en mi paso. Pongo orden en mi cabeza y me viene una frase que leí en un libro de física: “Para conservar el equilibrio es necesario mantenerse en movimiento” eso lo dijo Albert Einstein después de subirse en una bicicleta, es justo lo que necesito. Tienes que moverte, zig – zag es el movimiento contra la depresión, mejor olvida esto que has leído porque puedes terminar solo y cuando uno está solo termina escribiendo cosas como esta. Muévete, la soledad enloquece.
Cuando las lágrimas no salen lo único que nos queda es llorar palabras.
Escrito en una madrugada de junio del 2005 Profesional de la Botella Vac�a
Aunque creo que nunca me llegaré a conocer por completo supongo que soy una persona sencilla, siempre le ando buscando el lado humano a las cosas aunque hay personas que creen que soy hermético, me gusta mantenerme a la expectativa de todo, creo que la vida es una aventura y no me gustaría vivirla siguiendo un mapa, mi filosofía es que en la vida te tienes que divertir, lucho a cada día por ser una persona auténtica, algunas de mis grandes fallas es que soy un orgulloso declarado y por demás rencoroso, no olvido fácilmente. Me encanta la libertad y soy amante de los momentos elaborados gracias a la virtud de una cerveza, soy algo extremista, aprendiz de todo y víctima del entorno, antihéroe despeinado y siempre con ojos de taciturno aunque sean las seis de la tarde, defensor de las causas perdidas e insaciable buscador de un mundo perfecto aunque sé que nunca he de encontrar, pensándolo bien creo que soy una persona muy compleja pero entretenida... si, creo que así soy.
