(y tenía razón, esto ya no existe, ahora todo es diferente...)
Por el momento no tengo muchas palabras. Estoy en un avión y sobreviví al despegue, me duele la cabeza un poco pero lo mejor será acostumbrarme, son 12 horas de vuelo y aún faltan dos aterrizajes y un despegue.°-°
Con mucho valor me asomo por la ventanilla, sólo hay un océano de nubes, infinitas masas de algodón bajo mis pies y entonces pienso. He dejado todo atrás, mi madre no pudo contener sus lágrimas cuando salió a despedirme a la puerta, mi banda ahí estuvo, hasta el final, y yo siento que se ha quedado un pedazo de mi allá abajo; me fue muy difícil esto pero supongo que ya no había tiempo para postergar lo impostergable.
Aún tengo el dolor de cabeza y un nudo en la garganta y así no se puede, me cae que no. La verdad espero que esto valga la pena, aunque sea un poco, no sé que me espera, no sé que será. No tengo nada claro y eso me pesa. Vengo escuchando unas rolas de “marea” para abrir un poco la mente, a mi izquierda hay una chica argentina muy guapa y agradable, su nombre es Mariela y viene escuchando su iPod mientras platicamos sobre las diferencias de nuestros países, lo que me obliga a preguntarme: ¿por qué no son todas las mujeres así en todos lados? Nos evitarían tomar decisiones tan extremas, quizá alguien pueda contestarme eso algún día.
Cabe mencionar que las azafatas también son muy guapas, lo malo es que apenas les llego a los hombros, siempre he tenido un complejo con mi altura.
En unos momentos nos ofrecerán la cena pero no estoy muy seguro de querer tomarla, la verdad es que el dolor de cabeza y el mareo no pasan y no quisiera tener un accidente. Ahora bien, no sé si el dolor se deba al vuelo o a mi cruda consuetudinaria, podrían ser los nervios, esos que me invaden a razón de ir a un país desconocido con gente desconocida, solo estoy a la espera de que me asalte el sueño pero no veo un ápice de que eso pase.
Empaqué lo que pude pero no estoy seguro de haber traído lo suficiente, ya veré como improviso. En la pantalla pasan cortos informativos acerca de los destinos turísticos de la Argentina y ahí está mi destino final, esa tierra que me promete mucho.
Después de un rato decido arriesgarme y tomo la cena, tengo hambre y la comida no huele mal. No pude resistirme, pruebo mi primera Quilmes, la primera de muchas seguramente, está buenísima, tiene un sabor parecido a la Indio pero diferente. “Diferente”, esa es la palabra que define todo esto, a partir de hace ya algunas horas todo es diferente, ya nada será como antes y eso me deja un buen sabor de boca. Diferente, que dulce es esa palabra y que sencilla suena esa palabra hoy Termino mi Quilmes mientras vuelo sobre Guatemala, son las 8:20 pm y pronto llegaré a Perú. Diferente, carajo, hoy ha sido un día importante. Escrito mientras mis alas podían volar. Giallo Ishambao. Octubre de algún año extinto... |