Hoy en la noche quiero ser tu puta, me dijiste cuando eran las 2:30 am aproximadamente, después de que la batería del celular se terminó, después de estar por 45 minutos hablando por el celular. Minutos después el teléfono de mi casa sonó en medio del silencio, no hay noche más negra que esta noche, hacía frío y levanté la bocina para escuchar tu voz a solas, en medio de la nada, sólo tu voz y nada más. ¿en qué nos quedamos?- dijiste con una voz seductora y entrecortada – ah si, ¿entonces qué? ¿puedo ir a tu casa?- entonces reviso mi cartera, tenía un poco de dinero para el desayuno que vendría después, porque siempre fingías estar muy cansada para irte y te quedabas a dormir en mi cama, conmigo. Te cito en Alta Tensión en 15 minutos, el tiempo suficiente para que tomes un taxi y te lleve a nuestro lugar de encuentro, tu casa no queda muy lejos, mientras tu haces el recorrido yo reviso si hay cervezas en la nevera, siempre me ha gustado tomar algunas antes de tener sexo con alguien, ya no recuerdo la última vez que tuve sexo estando sobrio, por fortuna hay un par, entonces tomo mi bufanda y bajo la calle caminando, la calle desierta y fría, esta noche no habrá testigos. Después de 20 minutos abro la puerta y tu entras, apenas cierro y ya estas besándome, lamiéndome el cuello y la oreja derecha, siempre supiste que me ponías muy cachondo cuando me lamías la oreja derecha, escuchaba el sonido de tu lengua, tu saliva, tu respiración agitada y te vas, entras a mi recámara mientras yo abro una lata y la apresuro de un par de sorbos. Te desnudas para mí. No, no te desnudas para mí. Así te desnudas para todos. Te desnudas y te monto. O me montas. A estas alturas ya es igual. Terminamos después de no sé cuanto tiempo pero ya es tarde, o temprano, te levantas i vas al baño a orinar, entonces aprovecho para abrir tu bolso y poner un billete, dos billetes. Lo que se le pague a una puta de esquina, para ti era suficiente aunque nunca supiste como llegaba ese dinero, ni siquiera de tiste cuenta de lo que simbolizaba. A la mañana siguiente nos despertamos temprano, tuvimos más sexo, el auténtico mañanero. Era domingo y salimos a hurtadillas para que nadie te escuchara o viera salir de la casa, nos fuimos a desayunar y mientras yo me pedía un café sacaste unas hojas de tu bolso –no sabía que escribías- me dijiste con uno de mis escritos en la mano, platicábamos mientras comías tus waffles endulzados con miel de maple, nunca te gustó la miel de abeja y en eso nos parecemos, sólo en eso. Si alguien me hubiera dicho que esa sería nuestra ultima noche juntos te hubiera hecho el amor hasta el amanecer, de haber sabido que a partir de ahí todo se iría a la mierda te hubiera dado el último beso de despedida. Salimos del Sanborns a las 11:30 am y cada quien se fue a hacer lo que tenía que hacer, no recuerdo porque no pasamos ese último domingo juntos, después de todo era el último. Nos despedimos en la puerta y me besaste en la mejilla –te llamo en la semana para vernos- me dijiste despreocupada. Jamás nos volveríamos a ver. Hay noches en que extraño esas noches, me acuesto solo y despierto igual, tal cual como me acosté. En medio de la noche me pregunto ¿en dónde estás? ¿para quién te desnudas ahora? ¿qué idiota te hace el amor? ¿él te lleva a desayunar waffles con miel de maple?. Hay noches en que extraño esas noches, a veces, dejo prendido el celular esperando que suene y que me despierte tu voz del otro lado de la línea diciéndome -hola, ¿estás solo?.
Aunque creo que nunca me llegaré a conocer por completo supongo que soy una persona sencilla, siempre le ando buscando el lado humano a las cosas aunque hay personas que creen que soy hermético, me gusta mantenerme a la expectativa de todo, creo que la vida es una aventura y no me gustaría vivirla siguiendo un mapa, mi filosofía es que en la vida te tienes que divertir, lucho a cada día por ser una persona auténtica, algunas de mis grandes fallas es que soy un orgulloso declarado y por demás rencoroso, no olvido fácilmente. Me encanta la libertad y soy amante de los momentos elaborados gracias a la virtud de una cerveza, soy algo extremista, aprendiz de todo y víctima del entorno, antihéroe despeinado y siempre con ojos de taciturno aunque sean las seis de la tarde, defensor de las causas perdidas e insaciable buscador de un mundo perfecto aunque sé que nunca he de encontrar, pensándolo bien creo que soy una persona muy compleja pero entretenida... si, creo que así soy.