Dicen que la primera acción que se hace al comienzo de cada año es la que de alguna manera determinará el resto de este. Creo que lo leí en alguna parte o quizá lo inventé yo. De alguna manera tiene sentido. Recuerdo que justamente en la transición entre el fin del 2005 y el comienzo del año pasado tuve repentinamente un dolor de estómago que me duró toda la noche, en ese momento pensé que ese era un mal presagio y realmente lo fue. El resto del año fue una porquería. Fue una pérdida total. Un dolor de estómago, literalmente hablando. Quizá fue que por eso recordé o inventé esa teoría sobre las primeras cosas que suceden en cada inicio de año, quizá fue por eso que el resumen de todo lo ocurrido se describe en la palabra “soledad” o será que solamente soy un comensal muerto que desayuna su propia indiferencia. La memoria me falla por momentos, los recuerdos son muy vagos y los cigarrillos escasean a estas horas de la madrugada, me sirvo un trago de Jack Danienls y trato de recordar algo realmente bueno que haya ocurrido durante estos 365 días… nada. Italia ganó el mundial de fútbol y yo no he cambiado mucho, al menos yo no siento que sea así aunque quizá las personas opinen lo contrario, puede ser que encuentren a un sujeto cada vez más distinto, los segundos avanzan y los relojes se deterioran con la misma facilidad que un hielo al sol, el tiempo no se detiene y los cambios son simple y sencillamente inevitables. Mis visitas al cine han ido incrementándose aunque ya no recuerdo cuando fue la última vez que fui al cine con compañía, me gusta caminar de noche y más cuando las calles están mojadas, me proporciona un dejo de melancolía y me deja un sabor agradable en mi inútil existencia, cada día bebo más y escucho más a menudo a Joaquín Sabina o a Paganini. He aprendido a tocar la guitarra, incluso me he comprado una, mis habilidades en las percusiones también van creciendo y cada vez entiendo más de composición musical que de intuición femenina. Sin embargo, por todo lo demás puedo decir que fue una inútil y completa pérdida de tiempo. Empiezo a entender el significado de la palabra “compañía” y la lista de amigos se va acortando, la cirrosis me consume mientras escucho historias absurdas sobre el amor repentino y la época navideña, nada más desalentador para sujetos como yo. El veneno de las letras me forma un cuello de botella en el cuerpo, a veces me resulta muy difícil escribir un par de líneas, es como no poder sacar el veneno de algún animal ponzoñoso llamado ansiedad de las entrañas de mi cuerpo. La cotidianeidad me va adormeciendo más y por momentos me pregunto en qué momento llegué a ser un sujeto tan decadente. Sin error a equivocarme el 2006 ha sido de mis peores años, nuevamente he estado a punto de morir un par de ocasiones y ya ni siquiera a mi me importa. Por otro lado también he conocido a personas grandiosas aunque cada vez que conozco a alguien me aterra el hecho de pensar que algún día terminaremos por separarnos, las circunstancias siempre vencen y volveremos a ser dos desconocidos, entonces me pregunto ¿cuál es el verdadero valor de las personas que van entrando a nuestra vida?o de morir un par de ocasiones y ya ni siquie
De momento lo pienso, hago un recuento de los hechos y podría hacer un balance triste de fin de año. Puedo hacer una lista de mis errores y de los errores ajenos, enumerar separaciones disfrazadas, puedo decir el número de veces que me enfermé en este año, dolores del alma, de las muelas y las despedidas. Sin ser muy profundo puedo identificar daños cuantiosos e irreparables, sus causas y sus efectos, podría decir que mi persona es una fachada de un pretender ser en cantidades infinitas, sin mencionar los destrozos evidentes a la carcasa del corazón. Remontando las fechas puedo decir, sin temor a equivocarme, que ninguno de los deseos que escribí en una hoja de papel bond para este año se cumplió. Ni siquiera me tomaré la molestia de sacar ese papel del fondo de mi cama, donde lo escondí. Nunca pude encontrar el disco de Mono Blanco, así como tampoco pude concretar ese viaje que prometí que haría al norte mirando a través de la ventana de un tren en medio del desierto. Son menos las cosas que valieron la pena y abundan las cosas que son para olvidar, Sadam ha muerto pero Bush sigue vivo, los egos siguen creciendo y la buena literatura está en peligro de extinsión y no es que quiera ser fatídico pero cada vez adquiere mayor sentido aquel dicho que dicta “cada quien habla como le va en la feria”, en pocas palabras, podría decir que el 2006 fue una pérdida total. De tiempo y de ganas. Otro año más que se va a la mierda. Puedo escribir más de 100 hojas detallando acerca de la negatividad para el año que termina, puteando al 2006 al igual que Neruda podía escribir los versos más tristes esta noche, pero ya no tiene caso. Simplemente se puede decir, al igual que todos los años, que pudo haber sido peor y a la vez pudo haber estado mejor, ¿dependía de mí? ¿dependía de los demás? Quizá nunca lo sabremos. Pero sin embargo, a menudo de que termina un año, siempre me pasa, invariablemente pasa, empieza la navidad y me pasa, termina un año y pasa… que vuelvo a creer. Vuelvo a creer en que todos tenemos una segunda oportunidad, vuelvo a creer en que todo ira mejor, vuelvo a creer ilusamente en que las cosas van a cambiar aunque esa determinación se valla erosionando a medida de que se suceden los meses y para vísperas de noviembre el balance general indica un déficit y números rojos, pero se que un mes más tarde volveré a creer. Es un ciclo, es una dependencia enfermiza, pero sucede. Sucede que vuelvo a creer, en ti, en mí, en santa que ya no se aparece desde hace algunos años y en Rodolfo el reno también. Sucede que ahora creo en una nueva alternativa, creo que este año es el bueno, algo me lo dice muy dentro mío y el siete es un número de buenos presagios, siempre me gustó el siete. Podemos perder pero creo que hoy tenemos suerte. Y miro una película prestada y entiendo una frase que traía masticando desde hace ya algún tiempo pero que aún no había podido materializar, me abre los ojos y la elijo como la ideología a seguir a partir del primer día del año nuevo. Entonces entiendo que prefiero ser distinto, que prefiero ser yo porque uno nunca acaba por complacer a nadie, prefiero los finales inmediatos y misericordiosos antes que las amistades largas y mal intencionadas, encuentro que elijo ser sencillo y simplón a tener la infinidad de opciones que conducen al infierno, elijo ser solemne que representativo de algún ismo estúpido que no me de reconocimiento con nadie. Entiendo entonces, después de tantas penas, después de tanto andar, que prefiero ser feliz que tener la razón.
Abuelo: lo que te diga es poco hermano de copas, cómplice de filmes, sibarita empedernido. Gracias por toda la sabiduría compartida en las conversaciones virtuales, gracias por seguir escribiendo con melancolía encarnada pero sobre todo, gracias por seguir creyendo en mí, por nunca perderme ese poco de fe, por hacer de mí un hombre mejor a diario y por tolerarme, por tratar de sanarme con cucharadas de ese humor tan negro y corrosivo que maneja con delicadeza y virtuosismo al mismo tiempo.
Chem: sin temor a equivocarme eres el hermano más auténtico que he conocido en mi vidita estúpida. Te agradezco el hecho de que te hayas cruzado en mi camino y de que me hayas inspirado a seguir tu rumbo. El tiempo nos ha separado un poco pero no las ganas, esas crecen y siguen ahí, seguimos ahí, hinchando en cada concierto, llorando nuestras derrotas, gritando nuestros triunfos para siempre terminar con un abrazo sincero y hasta el próximo concierto que aún tenemos varios por hinchar.
Luciana: me enseñaste muchas cosas que ignoraba de mí, me enseñaste que siempre podemos decir NO y que la sal nunca debe faltar en la casa, me enseñaste que tomar un baño es relajante y que un beso puede durar una eternidad, que puede llover aún dentro de los colectivos y que aún podemos sorprendernos. Aún tenemos muchas cosas por vivir, aquello solo fue el principio, te lo prometí y me lo prometí y siempre cumplo mis promesas. Déjamelo todo a mí. Por lo pronto nos vemos en Morón, a la hora y en el lugar de siempre, ahí donde nos despedimos. Tú ya sabes dónde.
Los Pibes: y como olvidar la casa de los pibes, como olvidar los asados, las empanadas y las risas, para Mauri y para Piju que me trataron como a un hermano, para quienes me enseñaron malabares y a rolar por la planeta trampa, para Ariel y el Negro, para Tavo y Torta, por los inmejorables guisos de Matías, hoy brindo por toda la banda argentina, por los que me cambiaron la vida en tierras lejanas, por aquellos que me hicieron sentir parte de algo y a quienes hoy, después de un año sigo extrañando y queriendo. Un beso enorme para todos ustedes, desde la tierra del tequila hasta la tierra del mate, desde los mariachis hasta el tango y la milonga, mi segundo hogar, el celeste y blanco mis colores compartidos. Los quiero carajo.
Jerry: terminó el año con tu despedida, y digo despedida de forma simbólica, ahí sigues y ahí seguimos aunque un poco distantes pero en los momentos importantes puedo decir que siempre estuve y siempre estaré, en Guerrero o en Sttutgart, en Buenos Aires o en Madrid, en el Santiago o en el Mestalla pero siempre, invariablemente, felices por las estrellas rojiblancas, por la pasión al esférico y sobre todo, porque a pesar de las diferencias nos una la amistad infranqueable. Gracias por seguir y enseñarme que la esperanza es lo último que se pierde loco.
Gordo: dale gordo dale que seguimos adelante. Hoy brindo con vos por ser de las pocas personas que me han demostrado el afecto y la lealtad que me tienen. Porque compartimos nuestra soledad y los proyectos futuros, porque ahí estaremos fumándonos un gold rush entre las gladiolas y las gerberas. Hoy brindo con vos porque aquí estamos siguiendo el camino que nos quiera marcar el sonido de los tambores africanos, porque tenemos el valor de seguir a nuestros ideales a pesar de muchas cosas. Gracias por no dejarme solo cuando todos se han ido mi hermano.
Mel: el 2006 estuvo mal pero llegaste a mi vida en un momento inmejorable, cuando todo se había ido al carajo llegaste para enfiestar y para ofrecerme otra visión, para decirme que no estoy solo y para fumarnos un porro a la media noche. Algún día tendrás que regresar a casa y sabes que yo seré de los que más te extrañen, pero hasta ese día seguiremos bebiendo y viviendo, caminando en el barrio chino de 2 cuadras y compartiendo nuestras dudas, nuestros enojos y nuestras virtudes. Te quiero un chingo carajo. No te regalé mi cariño, te lo has ganado y es todo tuyo y de tus rizos rojos. Y que este año tengamos más madrugadas y más despertares con los ojos adormecidos y una gran sonrisa al vernos de nuevo.
Cachay: o Pinochet o como sea que te llames ahora mi hermano Felipe. Chileno del carajo, que te has ganado mi respeto. El cariño que nos tienes es correspondido y lo sabes, y hemos de tener más pláticas literarias y compartiremos más tragos y cigarrillos. Volveremos a amanecer entre los tangos y las letras de Drexler, entre El Otro Yo y Los Cadillacs que para eso vivimos, porque somos unos sobrevivientes de un sistema decadente, profesionales de la botella vacía, embajadores del continuo aprendizaje. Encontraste la mitad que te faltaba en México así como yo la encontré en Argentina y eso es lo que nos une, porque hemos entendido que más allá de las diferencias étnicas, mas lejos de las nacionalidades, los lenguajes y modismos existe un solo corazón que late, porque en el fondo, todos necesitamos cariño. Hoy estamos acá, mañana quizá estemos en Santiago, pero donde sea que estemos puedes contar con que seguiremos. Es un hecho.
Úrsula: siempre me es difícil escribirte algo porque creo que lo que pueda escribir es lo de menos, ya todo está dicho. Sin embargo, si aún hay algo que escribir es que en los últimos tiempos ahí has estado, siempre dándome un abrazo cuando lo necesito, no sé cómo lo sabes, quizá sea la tristeza infinita que habita en mis ojos, quizá sea mi andar cansado lo que me delate, no lo se pero siempre lo adivinas y lo resuelves. Seguiremos tomando mate y escuchando música, viendo videos de Manu y quien sabe, quizá reabasteciendo al mundo de letras perdidas y horizontes lejanos, iguales a los que vemos desde la banqueta o quizá alla, en algún café de Constitución.
Este soy yo, el que escribe, el que aparenta, el que soporta. Yo soy ellos, ellos forman un yo inexistente, ellos son la causa de este tipo complicado y rebasado por tantas influencias. Quizá la próxima carta de fin de año sea más extensa con dedicatorias para las personas que aún no conozco, quizá la próxima nunca llegue. No me atrevo a asegurar nada pues enmarca un gesto muy egoísta de mi parte, simplemente me toca decir, tratando de escapar de cualquier aberración existencial, que en unos minutos empieza un nuevo engranaje de cosas inciertas y que nosotros simplemente somos el juguete predilecto de algún destino latente, peones de nuestra propia suerte y parias encaminados en el sendero de un silencio que anuncia la tempestad inminente. Con el sombrero al viento y el paso cansado a un futuro brumoso en un dual llegar. Próxima estación 2007… comenzamos. Giallo I. Empezando en 2007...
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Bueno, después de tu doble incursión a mi negra espalda del tiempo la curiosidad me ha asaltado. Muchas gracias por tus comentarios, está muy bien saber que alguien que está al otro lado del oceano puede leerte. En cuanto tenga algo más de tiempo me pasearé con calma por tu feria de mentiras, mientras tanto, un saludo desde el otro lado