Recientemente entretengo al tiempo formando nombres con la sopa de letras a la hora de la comida. En la radio suena María Daniela y su sonido láser, Cachi me dice que cuando haré una canción así en la guitarra, y yo me quedo pensando en una respuesta lógica que suene coherente para un ejemplar de las generaciones actuales como lo es mi hermano. Yo solo soy un cantante de bañera y no soy muy bueno, no creo que logre comprender la complejidad de una canción de María Daniela, además de que de alguna manera mis canciones son acapella, aún me falta mi sonido Láser. Después vienen las fiestas y las reuniones de los chicos, los vecinos de abajo bailan durante dos horas continuas de reggaeton y el coro de las chicas presume el conocimiento de las letras dentro de este género “musical”. Recuerdo entonces con nostalgia cuando compré mi primer CD, era de Bryan Adams y yo tenía 14 años, quizá más, para ese entonces era un lujo tener un Cd y yo me sentía satisfecho con mi onda supuestamente rockera. Por cierto, aún conservo el disco. Desde entonces he tratado de conservar una sola ley en mi vida, trato de hacer lo que me gusta, de vivir de lo que creo y en “Todo sobre mi madre” Legrado reafirma mi idea diciendo: “ser auténtico es parecerse más a lo que uno ha soñado de sí mismo a cada día” Entonces sigo caminando, recorro algunas plazas comerciales con el fin de entrar al cine pero me dicen que los boletos se han terminado, las calles son más frías y el sol cada vez calienta menos, me duelen los píes de lo congelados que los tengo y mientras escucho a Joy Division la radio me dice que Zoé es el nuevo movimiento alternativo del Rockcito mexicano. Las mujeres caminan a mi alrededor con cinturones de grandes hebillas, faldas de mezclilla y ligeras blusas de tirantes, Mafalda es vendida en bolsos chik y paradójicamente impresa en lo que es el más alejado significado de su causa, blusas para anoréxicas en color rosa pastel. Miles de imágenes pasan ante mis ojos, no he tenido sueños psicodélicos tan vertiginosos como lo es la misma realidad, imágenes dignas de una postal que me invite a jugar en Las Vegas, niños bien con pantalones de mezclilla deslavados y zapatos color blanco cretino, alguna camisa pegada a cuadros y gorras de camionero, haciendo una perfecta armonía con el decorado del lugar. A veces siento que me hago viejo muy rápidamente. Escuché que Andrés Calamaro dejó de escribir y de hacer canciones, se sumió en una depresión tan viscosa como la mía y se encerró 10 meses en su pequeño departamento en Buenos Aires, cuando lo sacaron de ahí ya había olvidado cómo tocar la guitarra, había olvidado las letras de sus canciones y no pude evitar sentirme como él, quizá yo también he olvidado la facultad de respirar alquitrán o de seguir las normas de la sociedad actual para no hacer el papel de desadaptado. He olvidado mis propios chistes y aunque aún no me he enclaustrado en mi recámara si me ha pasado por la cabeza un par de ocasiones. Subo al colectivo y como es costumbre me enamoro de la chica que tenga más pinta de cocainómana y viciosa, me siento detrás de ella y no puedo evitar escuchar su conversación de seudo intelectual de izquierda, dando su opinión política acerca de AMLO en su teléfono última generación de LG. Entro en cuenta de que nuevamente mis expectativas fueron demasiado amplias cuando escucho que entre sus lecturas obligadas está “Juventud en éxtasis” y “El Código Da Vinci”. Definitivamente me cuestiono acerca de quien estará más desquiciado, Calamaro o la nueva lectora de Dan Brown. Al llegar a casa, concluyo que este mundo está repleto de sombras y poses, ya lo dijo el agente Smith, somos como pequeños insectos sin causa ni propósito, parásitos de nuestra propia insolencia, creyendo tener la verdad única. Creo que ya estoy viejo y melancólico. La verdad es que no encuentro el sentido de tener un myspace si no tienes una banda de rock. Encuentro muy estúpida esa manía de dejarte recaditos ñoños para que todo el mundo los lea y me digo “¡carajo, que difícil es ser un completo imbecil hoy en día! Entonces pienso en el viejo Calamaro que afirma que Elvis está vivo y que Bob Dylan también lo sabe. Creo que es un buen tipo. Espero que me invite a comer para formar nombres con la sopa de letras. Sí, espero que algún día me invite a comer. Giallo I. Noviembre 2006... |
Lo que mencionas es sólo parte de lo que forma el Todo de la Decadencia.
¿Para qué necesitamos ahora valor interno, intelectual y espiritual si nuestras pertenencias nos pueden hacer totalmente una persona cool?
¿Para qué busco estabilidad mental si en la tele me dicen que tendré todo en la vida si me compro en nuevo celular con navaja y todo el pedo, si puedo ser casi inmortal con mi ropa y accesorios de diseñador?
¿Para qué busco tener criterio inteligente y propio si basta con cantar "gimme the power" de molotov para que crean -y hacerme creer- que sé todo sobre la libertad y verdad de la vida?
Bah! todo se ha estado llendo al carajo desde hace mucho, mucho tiempo.
Puede que una nueva ola moderna cambie el rumbo de la tierra y de la historia como alguna vez lo hizo el siglo de las Luces, o algo así, sepa.