Crónica bonairense.
Es difícil escribir sobre buenos aires cuando aún no lo conozco del todo pero si algo hay de cierto en esta ciudad es que en una palabra se podría describir, es un lugar TRISTE. La mayoría de las calles son viejas, antiguas, pareciera que han estado ahí acaso mil años. El clima a veces ayuda un poco pero estos días ha imperado el tono grisáceo, nunca pensé que diría esto pero tantos días nublados ya me cansaron. La ciudad, la gente, los lugares se ven menos tristes cuando aparece el sol aunque igual hace frío, el aire tiene cierto tono gélido y a las cinco de la tarde ya hay que ponerse alguna sudadera o campera como aquí la llaman. No me gusta estar en casa, estoy solo y por lo general no hay nada que hacer, el barrio es muy solitario, no hay gente en las calles, ni siquiera autos estacionados, lo cierto es que extraño mis calles llenas de gente, de ruido y de autos estacionados fuera de mi banqueta. Aquí hay que empezar desde cero, nunca pensé en lo difícil que es viajar solo hacia un rumbo desconocido y con gente desconocida, que me tratan bien pero igual son desconocidos. Es hora de formar una nueva historia con todos estos nuevos personajes que no son pocos y que son, además, muy variados. El desastre con los camiones de acá es mucho y no me animo a tomar uno para salir, el problema es que son muchas rutas y cada ruta se subdivide en cinco rutas diferentes, demasiados camiones para mi entendimiento. El tren es otro problema, hay que saber distinguir entre lo que es el tren que para en cada estación y el que para solo en las terminales, en una de esas y te pasas de un extremo de la ciudad a otro y sin darte cuenta. La gente parece quedada en el olvido, en una sonrisa que ya no recuerdan, midiendo la sombra de sus pasos, todos parecen sacados de una película retro, con abrigos viejos y gastados, con la nostalgia bien marcada en los rostros erguidos con el tiempo, parcos de una sonrisa apenas esbozada. Extraño a los mexicanos (otra cosa que nunca pensé que podría decir) que siempre andan en medio de los albures, la fiesta y las prisas. Me he visto en la necesidad de aprender a cocinar, ya puedo preparar carne al horno con especias, ensalada de papas con jitomate y algunos trucos para economizar, estoy en el proceso de aprender a lavar la ropa, me estoy convirtiendo en todo un amo de casa, tengo que salir a hacer las compras de la semana y darle de comer a la gata que es mi única compañía por las noches. Es sábado y estoy metido aquí escribiendo no sé que cosas para aminorar la soledad y matar el tiempo, en estos momentos podría estar en casa del chino jugando play o simplemente viendo la televisión, alguna película o algo, pero no, ¿querías esto no cabroncito? Pues ahora te chingas. Estoy aquí con rita, hoy tampoco vino nadie a casa y Luciana no vendrá hasta mañana en la tarde, hoy salí a comer en la calle, ya estaba harto de esperar aquí encerrado, ¿esperar? No sé que espero. La cosa es que salí, utilicé el tren y por fortuna no me perdí, bajé en Morón, una localidad cerca de la casa que está dedicada a los comercios, es como ir al centro, me comí unos panchos y me detuve a descansar en una pequeña plaza parecida a Coyoacán pero en pequeño, había algulnos grupos de rock tocando al aire libre y muchas minas muy pero muy guapas, veo una iglesia a lo lejos y se me ocurre tomarle unas fotos como todo buen turista, en ese momento se para delante de mi un sujeto delgado y de mi altura, me pregunta de dónde vengo y comienza a hacerme la plática, el muy vivo me quiere vender un librito improvisado acerca de la drogadicción y el catolicismo, que putada, pero lo que me causó gracia fue que utilizó el mismo argumento que aparece en la película de Kung Fusión, me dijo –te he estado observando, tienes un carisma re bueno che, es por eso que te quiero dar este librisho por solo diez pesos, y eso por tratarse de vos, porque me caiste bien, sos un pibe tranqui- y yo pensé, pero tu crees que soy idiota o que, pero no se lo dije, seguí haciéndole al juego y así empezó, haciéndome preguntas de las diferencias entre países y esas cosas, de repente me pregunta ¿vos sos heterosexual? Mmm… ¿que carajos se contesta en esos momentos?, pero no paro ahí, me dijo –es que a mi me gusta hacer el amor con los pibes y sobre todo con los mexicanos- en la madre, ahora si que en la madre, ni me inmute porque el tipo se veía debilón y con un madrazo lo podía mandar de nalgas, me hubiera espantado si hubiera sido un negrote de dos metros bien mamado pero por fortuna este no era el caso, pero le dije que ya tenía novia y me inventé una historia, sin embargo, siguió proponiendo y me dijo que si me gustaban las chicas me podía mandar una a mi domicilio, según esto él tenía trabajando a 20 chicas y como le caí bien que me la mandaba con un descuento, este tipo si que me causó gracia, solo le dije que no, tampoco quería armar tanta bronca por un sujeto que en realidad no me estaba haciendo nada, ya por último me pidió que le tomara una foto y que se la mandara por correo, la foto la pondré pronto pero aún no estoy seguro de querer mandársela, en una de esas y me va a buscar hasta México jajaja, y seguramente de estas historias me pasarán muchas más, eso es lo bueno de viajar y conocer nuevas cosas, uno esta predispuesto a que le pase de todo y así poder contar nuevas cosas a la banda, esta será una buena historia en las borracheras que me esperan en casa, jajaja aún me causa risa… que putada. Giallo perdido en la Argentina. 25 de Septiembre 2005... |
NO que barbaro con sus historias picosonas. Estan como pa gion del doctor semen.
Lo que mas me duele es que a mi su hermano y su compatriota. Jamas me hecho un hueso